La oxidación
Existe una serie de mitos sobre la oxidación del acero, lo cierto es que podemos definir el óxido como una cascarilla que se forma en la superficie del material cuando se expone al oxígeno que está en el medio ambiente. Como consecuencia, se genera un color café, rojizo o naranja, que puede variar según los diferentes proceso productivo y componentes químicos como Cromo (Cr), Cobre (Cu), entre otros.
La oxidación se da por las condiciones climáticas y es un cambio netamente estético que no afecta la resistencia, seguridad, funcionalidad y demás propiedades del material.
La oxidación no es un proceso dañino para el material, de hecho, cuando el óxido se adhiere a la barra de acero, se podrían mejorar las características de adherencia del concreto, según menciona el Concrete Reinforcing Steel Institute – CRSI en su nota técnica de construccion CTN–M–2–11.
La corrosión
La corrosión, por el contrario, es una porosidad que se da por la exposición al medioambiente e influye en la pérdida de las características dimensionales del acero y de sus propiedades mecánicas; cuanto mayor es la corrosión del metal, mayor es su deterioro.
La corrosión es considerada como un problema industrial importante, ya que, al deteriorarse el material, las piezas tienden a romperse y la falta de seguimiento y control puede causar accidentes.
Cuando se tiene sospecha de corrosión de su presencia, es fundamental hacer una limpieza adecuada de la superficie, según las recomendaciones del fabricante o norma de producto, y medirlo para cerciorarse que las propiedades dimensionales se mantengan de acuerdo a lo requerido por la especificación respectiva.